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¿Cuál es el drop adecuado para correr?

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El drop de las zapatillas de running se ha convertido casi en una cuestión de estado. Pero, ¿qué importancia tiene realmente la diferencia de altura entre el punto más alto del talón y el más alejado de los metatarsos? Lo hablamos con Albert Casas, podólogo deportivo especializado en biomecánica.

¿Por qué es tan importante el drop en una zapatilla? Le hacemos esta misma pregunta al experto. La pregunta del millón, para algunos entendidos en la materia. Y nos responde que “cuando corremos, nuestros tobillos y articulaciones se mueven principalmente hacia arriba (flexión dorsal) y hacia abajo (flexión plantar)”. Así pues, si variamos el drop de una zapatilla, “también estaremos modificando los grados de movimiento de estas articulaciones y cómo se relacionan con el resto del cuerpo”. Teniendo en cuenta esto, la elección del drop va a condicionar todo nuestro movimiento. Y, como veremos más adelante, éste tiene una relación directa también con una adecuada técnica de carrera.

¿Cuál es el drop óptimo?

Albert Casas admite que dependerá de diferentes factores y que no se puede decir que haya un drop óptimo para un corredor universal, sino que cada  runner es un mundo atendiendo a estos elementos. Estos pueden ser “la técnica de carrera, el tipo de pisada que tengamos, la utilida que deseemos dar a la zapatilla (no es lo mismo entrenar series que tiradas largas), la disciplina atlética que practicamos (triatlones, trail running, asfalto…), la preparación física del individuo, el peso o el historial de lesiones”. En este sentido, pues, “no hay un drop óptimo y universal para cada corredor, sino que son los factores anteriormente citados los que nos ayudarán a delimitar la elección”.

Relación entre el drop y la forma de correr

En lo que respecta al drop, como en muchos aspectos de la vida, la teoría a veces no se adecua con la práctica. A priori, a nivel teórico, un mayor drop, de unos 13mm por ejemplo, debe facilitar el aterrizaje en el suelo con la zona del talón. Tradicionalmente, se ha asociado a zapatillas con mucha amortiguación. Albert Casas, sin embargo, advierte que “pocas zapatillas, hoy en día, tienen un drop de esta magnitud; únicamente algún modelo muy concreto con mucho control de pronación”. De hecho, nos informa que la mayoría de marcas del mercado han pasado de un drop de 12mm a uno de 8mm.

Por el contrario, una zapatilla con un drop menor, 4 mm por ejemplo, persigue un aterrizaje más adelantado, en la zona de los metatarsos. Teniendo en cuenta esto, podemos decir que un drop más bajo evita que corramos demasiado con el talón, además “permite una posición más neutra del pie, mejora la propiocepción del tobillo e incrementa también la sensación del pie de contacto con la superficie”.

Ante las leyendas urbanas que atribuyen un mayor índice de lesiones a las zapatillas con un drop bajo, el podólogo deportivo es tajante: “lo que  lesiona es el uso que se da a una zapatilla, no ésta por sí misma”. Y señala que un factor determinante en caso de lesión suele ser “la técnica de carrera que tenemos”. Y agrega “mejorarla nos ayudará a tener menos lesiones”. En este sentido, el experto ha puesto en marcha una web donde se dan las directrices necesarias para correr de la mejor forma posible (http://www.clinictecnicadecarrera.com/). Y advierte que “los corredores se gastan mucho dinero en unas zapatillas, y casi nada en saber cómo deben correr”. También aconseja que, en el caso de querer cambiar de un drop alto a uno menor, es necesario hacerlo de forma progresiva. Y es ahí cuando la técnica de carrera juega un rol nuclear.

¿Hay un drop más adecuado para cada tipo universal de corredor?

En la misma línea de lo que nos ha comentado ya con anterioridad, Casas descarta ofrecer un drop universal, aunque sea a grupos determinados y homogéneos de runners. Y, es que éste “dependerá del uso que queramos dar a la zapatilla y, en gran medida, también de la técnica de carrera que tengamos”.

Un drop intermedio estaría situado entorno a los 8-10 mm. Una apuesta nada arriesgada y para ir a lo seguro. Ahora bien, en función del tipo de lesiones o de los grupos musculares que más problemas os han dado, podéis optar por un drop más alto o más bajo. Esto es, si soléis tener problemas en las zonas del soleo, gemelos y en el tendón de Aquiles, un drop alto o tradicional es lo más adecuado. Por el contrario, si sufrís más en la zona de cuádriceps y las rodillas, un drop bajo puede ser la solución para aliviar estos síntomas de excesiva carga en estas zonas.

En el caso concreto de correr un Maratón, el tipo de drop dependerá en gran medida de nuestros ritmos y pesos. “Si tenemos mejor técnica, podremos ir más rápido”, admite el especialista. En este caso, “un drop bajo nos ayudará más si nuestro objetivo es conseguir un tiempo cercano a las 3 horas”. Contrariamente, “si tenemos un ritmo más lento, pesamos más de 80 quilos y un objetivo superior a las 4 horas, un drop alto nos ayudará a acabar más dignamente”, sentencia.

Con problemas en zonas del soleo, gemelos y en el tendón de Aquiles, un drop alto es más adecuado. Si se sufre de la zona de cuádriceps y las rodillas, un drop bajo puede ser la solución para aliviar la excesiva carga

Un drop bajo ya no es sinónimo de baja amortiguación

Para cerrar  la cuestión, Albert Casas destaca el nacimiento de la marca Hoka One One en el año 2010. Anteriormente a la aparición de la marca francesa, “parecía que un drop bajo estaba únicamente asociado a zapatillas con escasa amortiguación, pero dicha marca cambió el mercado y esta concepción”. Hoka dio la vuelta a lo que hasta entonces parecía contradictorio. Y abrió la lata, ya que “en la actualidad, en el mercado hay zapatillas de todo tipo, con drop bajo y sin amortiguación, con drop bajo y mucha amortiguación, y también con drop alto y mucha amortiguación, además de drop alto y una amortiguación contenida”, cierra el podólogo experto en biomecánica.